Después del exitazo que tuvo con su propuesta de la NBA, ahora la marca más joven de Inditex se ha lanzado con una apuesta que parece recién sacada en los Juegos Olímpicos en su versión más estilosa. Los productos pantalones cortos nba son buenas opciones para todo tipo de juegos de baloncesto. Laettner que perdía la final en una de las mayores palizas de la historia de la NCAA, y este tipo de cultura ganaba cada vez más adeptos, incluso entre familias blancas de clase media-alta. Bermudas que sobresalen dentro del catálogo de Pantalones de Bershka para Verano 2021 para aquellos de vosotros que queráis vestir cómodas y fresquitas este verano. Por eso, Bershka ha unido fuerzas con la NBA para traernos Stay Unite, pantalones baloncesto nba una colección que hará las delicias de los fans de la logomanía y del baloncesto. Era un gilipollas y nunca pagaba las consecuencias de sus actos. Pero, visto desde fuera, Laettner no era más que otro tío guapo estudiante de una de las más prestigiosas universidades privadas de todo el mundo, y también una de las más odiadas.
Y la tía más buena de la clase suspiraba por sus huesos de falso tío duro. Porque el tío era tremendamente bueno. Mucho menos desarrollado físicamente, Laettner sí era más inteligente, talentoso y competitivo que Zo. Pero con Christian Laettner el odio tenía un origen más que justificado. Era tu Christian Laettner particular. El documental “Odio a Christian Laettner”, en el que está basado en gran parte este artículo dividido en dos partes, establecía cinco factores del odio hacia nuestro rubiales, simbolizados en una horca como la que sostiene el diablo azul mascota de la universidad, a la que se añaden dos puntas más. El único apoyo verdadero con que contaba era el de su mejor amigo y compañero de habitación Brian Davis, con quien compartía un gato como mascota. Seguro que si echas la vista atrás encontrarás a algún compañero de tu colegio que era más alto, más fuerte, más guapo y tenía más dinero que tú. De hecho, no parecía haber nadie que pudiese combinar esos tres aspectos de una manera tan incontestable como Laettner, que ganaría el duelo particular a Mourning y así Duke a Georgetown. De hecho, parecía como si el mundo se pusiese de acuerdo para premiarle.
Era un blanquito de universidad privada que jugaba muy bien al baloncesto y quería actuar como si el mundo estuviese en su contra. Sus orígenes son más bien humildes, hijo de una profesora de primaria y un tipógrafo que trabajaba por las noches para el periódico local de Búfalo, a quienes costaba llegar a fin de mes, y quienes otorgaron una educación muy estricta a sus hijos. Es un buen equipo, con grandes aficionados, y espero que las cosas sigan mejorando en el futuro”. Su paso por el Rucker, su silueta, ayudó a que muchos quisieran sus zapatillas cuando aún no alcazaba los 20 años. Las iniciativas de Lillard durante la última década se contarían por decenas, desde un llamamiento espontáneo en pleno verano, y a través de redes sociales, para compartir un rato con la gente en Irving Park, un parque al noroeste de Portland, regalando de paso numerosos pares de zapatillas (llegaría a alquilar una furgoneta para llevar él mismo todos esos pares), hasta refundar un festival veraniego celebrado en su Oakland natal, el ‘Never Worry Picnic’, con magníficas ideas en la teoría pero que solía acabar en poco menos que batallas campales por el abuso del alcohol entre los asistentes.
“Mi posición es diferente a la del resto, sé que lo es”, explicaba Lillard durante el capítulo siete de un reportaje con el que la marca que le viste trata de explicar su historia. Y hablé durante más de 30 segundos». No hay quien le saque del presente, y ante la pregunta de qué imagen querría que quedase de él aquí, aún sin saber si continuará la próxima temporada o no, responde el tópico “lo único que quiero que recuerden de mí es que jugué duro cada partido” antes de desviar el fondo de la pregunta al colectivo, como el líder que es pero intenta no parecer ante el exterior: “independientemente de que vuelva el año que viene aquí o no, espero que pongamos la primera piedra para hacer que el equipo sea cada año más ambicioso y construya una mentalidad ganadora, que los jugadores que vengan aquí tengan la intención de seguir rompiendo récords. Pertenecer a Duke es pertenecer a la élite, unas altas esferas en las que, además de brillantes estudiantes, también es muy sencillo encontrar hijos de, y no tanto estudiantes de origen humilde que han llegado allí fruto de años de duro trabajo.